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domingo, 2 de diciembre de 2007

Conoce a los Equipos del Mundial de Clubes

Urawa Rred Diamonds (JPN)

Es indudable que el Urawa Red Diamonds ha venido brillando con fuerza en las últimas temporadas, y ahora se convierte en el primer equipo japonés que habrá disputado la Copa Mundial de Clubes de la FIFA.

El vigente campeón de la J-League nipona reservó su billete para la gran cita mundialista la semana pasada, al derrotar al Sepahan iraní por un global de 3-1 en la final a doble partido de la Liga de Campeones asiática.

Dicho triunfo supuso la culminación a un esfuerzo conjunto por parte de club, afición, plantilla, entorno y patrocinadores, y ha hecho las delicias de los seguidores del fútbol japonés, que llevaban años soñando con ver a un equipo de la J-League compitiendo en la cita mundialista.

A pesar del flojo comienzo de campaña del Urawa, no es ninguna casualidad que el equipo haya llegado a tener tanto éxito. Los Reds gozan de la afición más numerosa y apasionada de Japón, y en la temporada 2006 establecieron un récord de asistencia total en la liga nipona, con 774.749 espectadores. De hecho, muchos de los rivales del Urawa en la Liga de Campeones se quejaron por tener que jugar contra 12 jugadores cuando visitaron el estadio de Saitama.

El Urawa Red Diamonds presenta una visión de futuro a largo plazo tanto dentro como fuera del campo. Desempeña un papel activo en la comunidad, administra un polideportivo público conocido como "La tierra de los Reds", y celebra una serie de acontecimientos y actividades destinados a educar y a comunicarse con los niños de la ciudad a través del fútbol.

El largo camino hasta el título de campeón asiático
El Urawa, en su primera participación en la Liga de Campeones asiática, quedó encuadrado en la liguilla de grupos junto al campeón indonesio 2005-06, Persik Kediri; el campeón australiano 2005-06, Sydney FC; y el subcampeón de la liga china 2006, Shanghai Shenhua.

El equipo arrancó con muy buen pie, al imponerse por un holgado 3-0 al Persik Kediri. Sin embargo, en sus cuatro encuentros siguientes pagó su mala puntería y una serie de errores defensivos, por lo que sólo sumó 1 victoria y 3 empates.

En su último partido del Grupo E, en casa contra el Sydney FC, le bastaba con un punto para clasificarse. El Urawa Red Diamonds se mantuvo firme ante el campeón australiano y aguantó el 0-0, adjudicándose así el único puesto que daba acceso a la fase de eliminatorias. Si bien el Urawa se había mostrado poco convincente en ocasiones, su sueño del doblete en la liga nacional y continental seguía vivo.

Por suerte, la directiva del club había previsto las exigencias de competir en dos frentes, y había puesto en marcha un plan para ir mejorando paulatinamente. Dicha estrategia fue diseñada para asegurar que el rendimiento del equipo alcanzara su techo después del parón veraniego, en el periodo previo al punto culminante de la campaña, en el mes de noviembre.

En cuartos de final, tras vencer al defensor del título, Jeonbuk Hyundai Motors, por 2-1 en la ida, los Reds salieron airosos de un a priori complicado choque de vuelta, con un triunfo relativamente cómodo por 0-2.

En semifinales, volvieron a enfrentarse a un rival surcoreano: el campeón de la K-League 2006, Seongnam Ilhwa Chunma. El equipo de Saitama se marchó con ventaja de la ida, tras marcar dos vitales tantos a domicilio en la República de Corea (2-2), pero el Seongnam niveló la eliminatoria con un resultado idéntico en la vuelta, y todo hubo de resolverse en los penales. Con el corazón en un puño, fueron los Reds quienes se cargaron al conjunto local, tras imponerse en la lotería de los penales por 5-3 y adjudicarse así el pase a la final.

A pesar de sus continuos esfuerzos en la máxima competición continental, el Urawa fue capaz de mantener su buen momento de forma. De hecho, su 2-2 en la ida de la semifinal contra el Seongnam llegó después de seis victorias consecutivas.

En la final a doble partido, el campeón de la Copa Hazfi iraní, el Sepahan, aguardaba al cuadro nipón. El primer encuentro, en el estadio Foolad Shahr de Esfahan (Irán), se jugó en altitud, y los Reds tuvieron que recurrir a toda su garra y decisión para arrancar un resultado positivo (1-1).
Casualmente, el choque de vuelta, el 14 de noviembre, coincidió con el "Día del residente" de la prefectura de Saitama y atrajo a abundante público, casi 60.000 personas (todas y cada una de ellas totalmente imbuidas del espíritu festivo). Y a pesar de que los iraníes "plantaron el autobús" delante de su portería, el Urawa ganó por un claro 2-0 y provocó el delirio de su afición.

Los propios seguidores nipones desempeñaron un papel fundamental durante toda la aventura asiática del equipo, ya que viajaron en gran número a los encuentros a domicilio de Australia, Indonesia, China, República de Corea e Irán.

Calidad por los cuatro costados
Suele decirse que la base del éxito de un equipo comienza por la defensa y, sin lugar a dudas, la zaga del Urawa Red Diamonds está repleta de talento, ya que ostenta cuatro internacionales habituales con Japón: Marcus Tulio Tanaka, Keisuke Tsuboi, Yuki Abe y Keita Suzuki.

Abe fichó por el cuadro rojillo la pasada pretemporada, procedente del JEF United Ichihara Chiba, y es el paradigma del auténtico jugador polivalente. Capaz de rendir bien con regularidad en cualquier posición de la zaga o del mediocampo, Yuki contribuyó vitalmente al triunfo del Urawa en la Liga de Campeones asiática, y marcó el tanto decisivo en la final.

Mientras tanto, en la punta de ataque del Urawa, dos artilleros brasileños de primera categoría no han parado de meter goles ni de acaparar titulares. Robson Ponte se destapó con la friolera de 4 dianas en la Liga de Campeones, convirtiéndose en el máximo realizador del equipo en la competición; mientras que su compañero de vanguardia, Washington, encabezó la tabla de goleadores de la pasada liga japonesa.

No hay que olvidarse de la aportación del delantero de cosecha propia Yuichiro Nagai, autor de 3 tantos y elegido mejor jugador de la Liga de Campeones asiática, ni tampoco de la del extremo Nobuhisa Yamada, que no cesa de maravillar al público con sus incisivas internadas por la banda derecha.

Como otras opciones ofensivas, figuran Tatsuya Tanaka, quien, pese a pasar un tiempo en el dique seco por lesión, no ha perdido ni un ápice de su velocidad ni de su elegancia; y ese genial cerebro que es el centrocampista Shinji Ono, quien se reincorporó al Urawa la pasada campaña después de seis años en la liga holandesa, con el Feyenoord.

El regreso de un mítico técnico alemán
El encargado de guiar al Urawa hacia su segundo título seguido en la J-League y hacia una exitosa andadura en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA es el entrenador alemán Holger Osieck, que sustituyó a su compatriota Guido Buchwald en la pretemporada.

La primera vez que Osieck acudió en auxilio del Urawa fue hace 12 años, cuando el equipo yacía en la cola de la tabla de la liga japonesa. Entonces, lo sacó a flote para dejarlo al final en un puesto decente de la mitad de la tabla, tanto en 1995 como en 1996. Luego pasó a entrenar al Kocaelispor turco y a la selección de Canadá, antes de asumir un nuevo cargo como director del Comité Técnico de la FIFA en 2004.

La filosofía de Osieck se caracteriza por asegurar que la base del equipo permanezca fuerte e introducir nuevos jugadores en la alineación para mejorar en ciertas parcelas sin realizar cambios a gran escala. Aunque muy exigente, ha sido capaz de conseguir regularmente excelentes resultados a base de mantener motivados a sus jugadores (como quedó demostrado en su racha de 12 partidos invicto, con 5 victorias y 7 empates, de camino al triunfo en la Liga de Campeones asiática).

Potencia industrial
El club se fundó en 1950 en Kobe, como el equipo de la empresa Central Japan Heavy-Industries, que pasó a llamarse Mitsubishi Heavy Industries en 1952, cuando la compañía cambió de nombre, y se mudó a Tokio en 1958.

En 1965, se convirtió en uno de los miembros fundadores de la liga japonesa de aficionados, y disfrutó de una época dorada entre finales de los 60 y principios de los 80. En ese periodo, ganó 4 veces el título liguero de Primera División y otras 4 la Copa del Emperador, así como 2 veces la Copa de la Liga.

El club volvió a cambiar de nombre (Mitsubishi Urawa FC) al hacerse profesional en 1992, y se incorporó a la J-League desde su estreno, al año siguiente. En 1996, el equipo finalmente se decidió por la denominación de Urawa Red Diamonds.

A pesar de su descenso a segunda división en 2000, los Reds recuperaron la categoría de inmediato, en la siguiente campaña. Los años posteriores depararon sus primeros éxitos como conjunto profesional, al ganar la Copa Nabisco (Copa de la Liga) en 2003, la segunda fase de la J-League en 2004 (entonces, la liga nipona se dividía en dos fases que desembocaban en la final por el título) y la Copa del Emperador en 2005. La pasada campaña, el Urawa revalidó su triunfo copero y completó un histórico doblete al apuntarse el primer título de su historia en la J-League.

El fútbol únicamente empezó a gozar de éxito por todo Japón durante el periodo Taisho (1912-1926), pero ya desde 1908 echó sus raíces en Saitama. Por entonces, se practicaba este deporte en la elitista escuela de Saitama Shihan, y lleva mucho tiempo practicándose de forma generalizada en la zona.

El equipo juega sus partidos como local en el estadio Komaba, con capacidad para 21.500 espectadores, o bien (con más frecuencia en los últimos años) en el estadio Saitama, de 63.700 localidades, inaugurado en 2001 con vistas a la Copa Mundial de la FIFA Corea/Japón 2002.

El nombre del equipo proviene de los tres diamantes del logotipo de la empresa Mitsubishi, y se dice que los diamantes "brillan intensamente con una dureza que no admite ningún rasguño".
El escudo del club presenta varios elementos. Las dos rosas de primavera son las flores características de la prefectura de Saitama; el edificio que corona el escudo es el de la citada escuela de enseñanza; el balón del centro, según se dice, es un objeto para que la gente se reúna en torno a él; y, del mismo modo, los torbellinos que lo rodean simbolizarían el mensaje del fútbol que se propaga por todo el mundo.



Waitakere United (NZL)

El Waitakere United no tiene una larga historia, pero ha logrado importantes hazañas en su corta existencia. La más llamativa es el título de la O-League de la OFC, que le ha valido el pasaporte para la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2007.

El club, fundado en 2004 para disputar el nuevo Campeonato de Fútbol de Nueva Zelanda (NZFC), pronto despertó grandes expectativas, un sentimiento que se vio reforzado al acabar la temporada regular del primer campeonato en segunda posición. Tras deshacerse sin problemas del Waikato FC en semifinales, perdió por 3-2 la gran final ante un formidable Auckland City, que pronto se convirtió en su máximo rival.

Esta derrota supuso el inicio de una mala época para el Waitakere, que en la temporada siguiente acabó en sexta posición (de ocho equipos) con 11 derrotas en 21 partidos.

En lugar de lamentarse por no haber traído ningún título a la ciudad, el ahora ex entrenador Steve Cain se centró en el aspecto positivo. En su opinión, el equipo contaba con jugadores suficientemente buenos, a los que sólo hacía falta añadir algunos de los mejores jugadores del país y del continente. De esta manera, a West Auckland llegaron el guardameta Michael Utting, internacional en una ocasión con Nueva Zelanda, sus ex compañeros en los All Whites Allan Pearce y Rupesh Puna, el talentoso delantero de Islas Salomón Commins Menapi y el brasileño Pedro Santos, cuyas habilidades se unieron para abrir las defensas de los equipos del NZFC.

Sin embargo, tan importante como la progresión del Waitakere fue la decisión de los responsables del equipo de redistribuir las tareas de dirección del club. Cain, que hasta entonces había supervisado toda la actividad futbolística del club, se centró exclusivamente en el primer equipo. Y huelga decir que el cambio surtió efecto.

Con el entrenador más involucrado directamente en el equipo, el United acabó primero de la temporada regular 2006/07 del NZFC, un éxito que se vio recompensado por un extraordinario golpe de suerte. Y es que, cuando el Port Vila Sharks de Vanuatu se retiró de la O-League de 2007, la Confederación de Fútbol de Oceanía anunció que su sustituto sería otro equipo neozelandés, en concreto el que acabara la primera de las tres vueltas de la temporada regular del NZFC en lo más alto de la tabla.

La decisión añadió una gran importancia al encuentro por el primer puesto entre el YoungHeart Manawatu y el Waitakere United, en el que los hombres de Cain se llevaron la victoria gracias a un tanto de Menapi contra su ex equipo. Posteriormente, el Waitakere derrotó al Hawkes Bay y al Otago United y, junto con el Auckland City, sacó su billete para el Grupo A de la O-League de 2007.

"Esto es increíble, los jugadores tienen la oportunidad de luchar por el título. Hace un mes, ni nos lo planteábamos, pero ahora estamos mentalizados para ganar. Lo daremos todo para dar un paso adelante y clasificarnos para la fase final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA.

¡Imaginen lo que supondría para el fútbol de nuestra región!", afirmaba Cain en su momento.
El Waitakere volvió a centrarse en el NZFC y, por primera vez en su historia, acabó en primer lugar de la temporada regular y logró clasificarse de forma directa para la gran final. En una repetición de la final de 2005, el Auckland City volvió a derrotar al Waitakere por 3-2 y se proclamó campeón por tercer año consecutivo.

Camino a Japón
A pesar de entrar en la O-League por la puerta de atrás, el Waitakere United realizó un torneo magnífico. Tras empatar a 2-2 en dos apasionantes partidos contra el Auckland City, el United se hizo con un puesto en la final por mayor diferencia de goles obtenida en sus partidos contra el tercer equipo del grupo, el AS Mont-Dore de Nueva Caledonia, al que derrotó por 6-1 y 3-0.

Su rival en la final fue el ganador del Grupo B, el Ba de Fiyi, que el 21 de abril se impuso en el partido de ida disputado en su campo por 2-1. A pesar de que los visitantes se sintieron heridos por no haber vuelto a Nueva Zelanda con la eliminatoria empatada, Cain mantenía las esperanzas: "Volvemos a casa con un solo gol de desventaja y con un importante gol en campo contrario", afirmó.

Y dicho gol resultó decisivo. En la vuelta, disputada ocho días más tarde, un cabezazo de Pearce y la inspirada actuación del guardameta, Utting, dieron la victoria al Waitakere por 1-0 y el equipo neozelandés se proclamó campeón de la O-League y consiguió el pasaporte para la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2007.

Mejores jugadores
Danny Hay, imponente, inteligente y seguro, es el mejor hombre del Waitakere. A sus 32 años, el capitán de los All Whites cuenta con una amplia experiencia, ya que incluso ha jugado la Premier League inglesa y la Liga de Campeones de la UEFA con el Leeds United. Desde el centro de la defensa, Hay sabe leer los partidos y lidera con autoridad al equipo. Además, es un especialista en defender y rematar acciones a balón parado.

En la delantera del United, Commins Menapi es una amenaza constante para las defensas rivales. Su energía, habilidad e instinto goleador frente a la portería le han dado más de una victoria al equipo.

Al mando
Chris Milicich no es un novato al frente del Waitakere United, club al que ya dirigió hace tres temporadas. Sin embargo, este regreso en lugar de Steve Cain le ha deparado la misión más ambiciosa de su carrera: guiar al equipos neocelandés en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2007. Admirador del Real Madrid, Pelé y Ronaldinho, el estratega se define como un apasionado en la materia y sueña con que una buena actuación de los suyos le ayude a cumplir una de sus metas: trabajar como profesional en una de las mejores ligas del mundo. Para definirse a sí mismo, Milicich utiliza la siguiente afirmación: "la presión y el stress son un privilegio".




Sepahan (IRN)


A pesar caer derrotado en la final de la Liga de Campeones de la AFC a manos del Urawa Red Diamonds japonés (3-1 resultado global), el Sepahan de Irán disputará la Copa Mundial de Clubes de la FIFA en el mes de diciembre en calidad de subcampeón de Asia. Los vencedores de la Copa Hazfi abrirán fuego el día 7 contra el Waitakere United, que se alzó con el título continental en Oceanía. Si los iraníes logran la victoria en su primera cita, se verán de nuevo las caras con el Urawa, en lo que sería una repetición de la final de la Liga de Campeones asiática. La ocasión perfecta para que los hombres de Luka Bonacic se saquen la espina.

El club procedente de la ciudad de Esfahan se fundó en 1944 y su trayectoria, aunque relativamente breve, ha estado plagada de éxitos. El equipo terminó noveno en su debut en la liga profesional iraní (LPI), en la temporada 2001/2002, pero al año siguiente dejó por el camino a conjuntos con mucha solera, como el Esteghlal y el Pirouzi, y se adjudicó el título del campeonato nacional, lo que puso fin a la hegemonía de los clubes de Teherán.

Tras convertirse en el primer equipo de fuera de la capital que se coronaba campeón de Irán, el Sepahan emprendió en 2003 su primera aventura continental en la Liga de Campeones de la AFC. Pero este primer intento terminó en decepción, ya que no logró pasar de la fase de grupos.

Desde entonces, su rendimiento en el campeonato nacional ha sido irregular, pero este año, en su tercera incursión en la máxima competición asiática de clubes, sorprendió a propios y extraños e hizo historia al convertirse en el primer equipo iraní en alcanzar la final de la Liga de Campeones de la AFC.

El camino que lleva a Japón
La pasada temporada, la actuación del Sepahan no estuvo a la altura de lo que se esperaba y finalizó el campeonato de liga iraní en una decepcionante séptima posición. Sin embargo, el consuelo llegó con la conquista de la Copa Hazfi por segunda vez en su historia, lo que le aseguró una plaza en la Liga de Campeones de la AFC. Durante la competición continental, el Sepahan se quedó solo como único representante de su país, ya que el Esteghlal no logró superar la fase de grupos. Los de Esfahan empezaron con buen pie con una victoria en casa frente al Al Ittihad de Siria. En su segundo choque se impusieron por la mínima (0-1) al Al Shabab de Riad. El gol, obra de Seyed Salehi se produjo a siete minutos del final.

En sus dos siguientes citas se vieron las caras con el vencedor de la edición inaugural, el Al Ain de Emiratos Árabes Unidos. En la ida, el Sepahan sufrió un duro revés al perder por 3-2 fuera de casa, pero en la vuelta empató a 1-1 y se las arregló para salvar un punto.

Sin embargo, en el penúltimo y decisivo choque contra el Al Ittihad, los pupilos de Bonacic consiguieron un sensacional triunfo por 5-0. El mediocampista iraquí Abdulwahab Abolheil abrió el marcador a los cuatro minutos de juego, mientras que Mohammed Noori y Emad Mohammed marcaron dos goles cada uno y colocaron al equipo a un paso de la fase eliminatoria.

El Sepahan sólo dependía de sí mismo, pero necesitaba empatar o ganar su último encuentro de la fase de grupos para seguir en la competición y logró su objetivo de manera inesperada. El defensa del Al Shabab Hassan Maaz marcó en propia puerta y los iraníes se colocaron entre los ocho mejores del certamen.

En cuartos de final, los de Esfahan tuvieron que superar una dura prueba frente al Kawasaki Frontale japonés, un equipo muy ofensivo y muy rápido, que causó verdaderos quebraderos de cabeza a los iraníes. Aun así, ninguno de los dos contrincantes pudo deshacer el empate a 0-0 ni en la ida ni en la vuelta y finalmente el choque se decidió en la tanda de penales y cayó del lado del Sepahan.

En la semifinal, el conjunto iraní se impuso al Al Wahda de Emiratos Árabes Unidos por un contundente 3-1 en el global de la eliminatoria y afrontó la final convencido de sus opciones de conquistar la corona continental, gracias a la excelente actuación de su hermética zaga. Sin embargo, su enfoque defensivo no sirvió de nada frente al Urawa Red Diamonds, que perforó la meta del Sepahan en tres ocasiones (3-1 en el global) y se hizo con el título.

Jugadores destacados
Con la Copa Mundial de Clubes de la FIFA a la vuelta de la esquina, los jugadores del Sepahan están ansiosos por dejar su huella en Japón, donde se verán las caras con algunos de los mejores futbolistas del planeta.

El cerebro del grupo y organizador del ataque es el capitán y mediocampista Maharram Navidkia, que brilló con luz propia a lo largo de la Liga de Campeones de la AFC en la trayectoria de su equipo hasta la final. Navidkia capitaneó la selección olímpica iraní y ganó la medalla de oro en los Juegos Asiáticos 2002. Ese mismo año también contribuyó al histórico triunfo del Sepahan, el club de su ciudad natal, en el campeonato nacional de liga.

Su talento no pasó desapercibido y en 2004 fichó por el Bochum alemán. Sin embargo, sus esperanzas de hacerse un nombre en la Budesliga se vieron truncadas a causa de una lesión de rodilla durante un partido de clasificación para el Torneo Olímpico de fútbol frente a la República de Corea. Así las cosas, el genial mediocampista sólo tuvo ocasión de disputar algunos partidos con el conjunto alemán.

Tras su regreso al Sepahan el pasado verano, el jugador de 25 años de edad demostró todo lo que había aprendido en su experiencia germana y lideró a los suyos hasta el triunfo final en la Copa Hazfi. Y aunque se ha visto afectado por las lesiones, Navidkia dejó claro que todavía es una figura providencial, ya que desempeñó un papel decisivo en la victoria de su equipo en el partido de ida de las semifinales contra el Al Wahda, en el que marcó un gol a cinco minutos del final.

La línea de ataque del conjunto iraní estará encabezada por el delantero iraquí Emad Mohammed, una figura destacada dentro de la selección de Irak que alcanzó las semifinales del Torneo Olímpico de fútbol de Atenas 2004.

El hombre que lleva las riendas
Conocido por su inconformismo, su carácter explosivo y su franqueza, Luka Bonacic también es famoso por su capacidad para sacar lo mejor de sus pupilos. Bonacic se dio a conocer en 1996, cuando fue nombrado entrenador del año en Croacia tras conducir al NK Varteks hasta la final del campeonato nacional de Copa.

Sin embargo, en sus 18 años como técnico de clubes en Europa, no logró destacar en ninguna de las principales competiciones continentales. Pero su fichaje por el Sepahan en 2006 le dio la oportunidad de cambiar las cosas. El éxito le sonrió casi de inmediato, ya que su equipo logró dos victorias consecutivas en la Copa Hazfi (2006 y 2007), antes de alcanzar la final de la prestigiosa Liga de Campeones de la AFC.

Ahora, a menos de tres semanas de su debut en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, contra el Waitakere United, el veterano entrenador no ha tardado en dejar de lado la decepción que supuso no ganar la corona continental para centrarse en la preparación de sus jugadores para la cita mundial. "Antes de nada, debemos prepararnos bien para el partido contra este equipo de Nueva Zelanda", apuntó. "No quiero hacerme muchas ilusiones frente a los neozelandeses, son tan buenos como nosotros".

Su historia en breve
El Sepahan, conocido originariamente como Shahin Esfahan, se fundó en 1944. Durante años, estuvo unido oficialmente al Shahin FC, un club muy popular de la ciudad de Teherán, pero en 1967 esta asociación terminó y la entidad cambió su nombre al actual Sepahan. El club proviene de Esfahan, una ciudad situada en el centro geográfico de Irán, que todavía conserva el legado de las legendarias rutas de comercio de seda y especias. Además, Esfahan fue en su día la capital del Imperio Persa.

Sin embargo, a pesar de su historia, en lo que respecta al fútbol, la ciudad vivió muchos años a la sombra de la capital actual, Teherán. Hasta el histórico triunfo del Sepahan en el campeonato nacional de liga en la temporada 2002/2003.

El Sepahan pasó muchos años en las ligas locales de Esfahan, hasta que en 1993 fue adquirido por la empresa cementera Siman. En 2000, el equipo pasó a manos de su actual dueño, la acería Foolad. La medida resultó muy acertada, ya que, desde entonces, el club recibe el apoyo financiero necesario que le permitió ascender hasta la máxima categoría en pocos años.



Etoile Sportive du Sahel (TUN)

El Etoile du Sahel se ha sacudido la etiqueta de eterno segundón para reivindicarse como el mejor club de África. Ha sido un camino largo, pedregoso y, en ocasiones, desmoralizante para el conjunto de la ciudad turística de Susa, pero por fin ha visto cumplido su sueño.

Como ganador de la Liga de Campeones africana de 2007 (su primer triunfo en la competición), el cuadro tunecino acudirá a la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2007 en representación de África.

El equipo procede de una región que tradicionalmente ha estado a la sombra de la capital tunecina, tanto en actividad económica como en gloria deportiva.

Sin embargo, el Etoile du Sahel siempre ha figurado entre las potencias hegemónicas del fútbol tunecino, con una evolución lenta tras su fundación en 1925, y en la última década ha gozado de un periodo de extraordinario éxito.

Para empezar, el Etoile du Sahel puede alardear ahora mismo de ser el único equipo africano que ha ganado todos los títulos continentales de clubes. Primero llegó la Copa de la CAF en 1995 (cuya final perdió al año siguiente), seguida por el triunfo en la Copa Africana de Ganadores de Copa de 1997.

En 1998, el equipo se impuso al Raja de Casablanca marroquí en los penales del partido único de la Supercopa de África, y en 1999 prosiguió su desenfrenada carrera de cinco finales consecutivas con un nuevo triunfo en la Copa de la CAF. En 2003, en la última vez que se disputó esta competición, sumó un nuevo título en la Copa Africana de Ganadores de Copa. El año pasado, el Etoile du Sahel volvió a derrotar a un contrincante marroquí para adjudicarse la nueva Copa Confederación de la CAF (denominación de la rebautizada Copa de la CAF tras su fusión con la Copa Africana de Ganadores de Copa).

Sin embargo, el trofeo supremo, el de la Liga de Campeones africana, le seguía siendo esquivo. Para empezar, no conseguía acceder a la competición, ya que continuamente quedaba segundo en el campeonato nacional de liga.

Una vez que la CAF cambió el formato y asignó a Túnez dos participantes en la competición, empezando por la edición de 2004, el Etoile tuvo su gran oportunidad, pero perdió dos finales seguidas. Primero, el Enyimba nigeriano lo superó en la lotería de los penales y, en 2005, Al Ahly le endosó un 3-0 en el global de la eliminatoria.

Ahora, el Etoile ha conseguido por fin el hito que perseguía, con su primer título de Liga de Campeones (gracias a su campanada en El Cairo ante el grande del fútbol egipcio, Al Ahly). El 3-1 final en el global de la eliminatoria supuso una dulce revancha de su derrota dos años antes, y se produjo menos de seis meses después de que el Etoile se impusiera en su propia liga nacional.

Aquel triunfo liguero llegó después de una asombrosa serie de nueve campañas consecutivas quedando segundo: ocho veces por detrás del Esperance de Túnez y otra (por una diferencia mínima) por detrás del CS Sfaxien.

Un triunfo increíble
El Etoile du Sahel apenas tuvo problemas en las rondas iniciales de la Liga de Campeones 2007, ya que su triunfo en la Copa Confederación de la CAF 2006 le valió la condición de cabeza de serie con vistas al sorteo de la fase de grupos. Eso le permitió evitar un temido duelo contra Al Ahly, el conjunto egipcio que lo ganaba todo y del que la mayoría esperaba que conquistase su sexta Liga de Campeones y la tercera consecutiva (dos logros sin precedentes).

En el Grupo A, el Etoile du Sahel acometió su misión de obtener un puesto en semifinales con eficacia, al imponerse en Marruecos y en Argelia y asegurarse matemáticamente la clasificación a falta de dos jornadas. De hecho, no recibió ni un solo gol en contra hasta su último partido del grupo, en casa del Al Ittihad libio, cuando, una vez asegurado el primer puesto del cuarteto, alineó un equipo plagado de bajas.

En semifinales, el Etoile du Sahel quedó emparejado con Al Hilal, y perdió el choque de ida en Sudán. Sin embargo, dos preciosos cabezazos del sensacional adolescente Amine Chermiti en la vuelta contribuyeron al triunfo de los tunecinos por 3-1 (4-3 en el global de la eliminatoria). El puesto en la final contra Al Ahly estaba, pues, a buen recaudo.

El sorteo deparó que el Etoile jugase en casa la ida y, a pesar del ferviente apoyo desde las gradas del estadio Olímpico de Susa, el cuadro tunecino no logró mover el marcador contra su rival. Mohamed Ali Nafka remató a la madera, pero, en líneas generales, los egipcios se mostraron como un equipo más sólido y se marcharon con un empate (y con la impresión de que el encuentro de vuelta en El Cairo sería un mero trámite).

¡Pero qué equivocados estaban! En la vuelta, el Etoile se adelantó al filo del descanso, y Al Ahly se quedó con 10 jugadores a falta de 30 minutos. Los tunecinos pusieron tierra de por medio en el tiempo de descuento, con sendos goles de Chermiti y Moussa Narry que sentenciaron un histórico triunfo por 1-3 y permitieron tocar por primera vez el trofeo de la Liga de Campeones africana.



AC Milan (ITA)


Milán, capital de Lombardía, se ha acostumbrado a vibrar con las hazañas de sus dos buques insignia: el AC Milan, campeón de Europa en 2007, y el Inter de Milán, nacido de una escisión del primero y vigente campeón de Italia. El AC Milan, fundado en los albores del siglo XX, tardó unos cincuenta años en instalarse en la cima de Europa. Desde entonces, nunca ha vuelto a bajarse de allí.

Tras erigirse en el club de las clases populares en sus inicios, puede que el Milan se haya ido "aburguesando" con el paso de los años, pero sin perder ni un ápice de su eficacia. Su centro de entrenamiento de Milanello, cercano a Varese, es hoy uno de los mejor equipados de Europa.

Como contrapartida, los dos clubes milaneses, hermanos y enemigos, comparten la "catedral" del estadio Giuseppe Meazza, al que todos los italianos siguen llamando San Siro.
Las figuras extranjeras han desempeñado un papel importante en los momentos gloriosos del AC Milan, como el célebre trío sueco Gren-Nordahl-Liedholm (apodado GRE-NO-LI), el brasileño José Altafini o el uruguayo Juan Schiaffino, que hicieron las delicias del Milan en los años 50.

Pero también encontramos grandes personalidades italianas asociadas a los momentos de gloria del club. El AC Milan ha sabido hacerse con los servicios de los más grandes estrategas del Calcio (Nereo Rocco, Arrigo Sacchi, Cesare Maldini, Alberto Zaccheroni, Giovanni Trapattoni, Fabio Capello, Carlo Ancelotti), que han sabido transmitir a sus jugadores su mensaje táctico igual de bien que su amor por los colores rossoneri.

Por tanto, no es casualidad que tres de los futbolistas italianos más grandes de todos los tiempos estén relacionados con la historia de este club. El primero, Gianni Rivera, dejó su huella en el fútbol italiano con su elegancia, su habilidad técnica y su extraordinaria visión de juego. Durante 19 años, el nombre de este número 10 estuvo estrechamente ligado al del Milan, con el que metió 128 goles en 501 partidos oficiales.

En homenaje a Franco Baresi, defensa ejemplar, el club lombardo decidió en julio de 1997 que el número 6 no volviera a asignarse a nadie más. "¿Por qué habría tenido que pensar por un solo instante en mi carrera dejar el Milan por otro club? Ya estaba jugando en el mejor equipo del mundo", explicó Baresi con una sonrisa, aludiendo a sus 713 partidos oficiales con la camiseta del Milan. Desde su retirada deportiva, ocupa el puesto de Vcepresidente encargado de las categorías menores.

El tercero es, naturalmente, el incombustible Paolo Maldini, tan elegante como Rivera y tan eficaz como Baresi, y el yerno ideal para miles de italianas. A sus 38 años, el hijo de Cesare no cesa de levantar trofeos de la Liga de Campeones. Tras su última victoria en 2007, 23 años después de su debut en la Serie A italiana, reconoció: "Es como si fuera la primera vez".

La historia del Milan, de sus 17 títulos de liga y de sus múltiples campañas europeas y mundiales, se lee así a través de las actuaciones y el carisma de estos símbolos del fútbol italiano.

Solo contra tres clubes ingleses
El conjunto lombardo, obligado a pasar por la ronda preliminar, tuvo que luchar muchos meses antes de adjudicarse su séptimo título europeo. En primer lugar, hubo que volver a movilizar a sus internacionales (todavía en una nube tras su título mundial) para deshacerse en agosto del Estrella Roja de Belgrado (1-0 en casa y 1-2 fuera). La fase de grupos (AEK de Atenas, Lille, Anderlecht) confirmó los problemas para los milanistas, con un balance de 3 victorias, 1 empate y 2 derrotas. Pero lo importante era clasificarse.

En octavos de final, contra el Celtic de Glasgow, también hubo que sudar (0-0 y 1-0), pero a continuación los pupilos de Carlo Ancelotti no dejaron de ir a más. En cuartos de final, el Bayern de Múich creía haber encarrilado la eliminatoria en la ida, con un valioso empate en Milán (2-2), pero el equipo rossonero se impuso a lo grande en la vuelta, en el Allianz Arena (0-2).

El Milan, el único equipo latino en semifinales, frente a tres clubes de la Premier League inglesa, tuvo que superar primero el escollo del Manchester United, que venía de hacer volar en pedazos al Roma (7-1). Sin embargo, el brasileño Kaká, autor de dos dianas en Old Trafford, encarrilaba la eliminatoria, aun cuando el Manchester se imponía sobre la bocina (3-2). En la vuelta, Kaká marcaba su 10º gol (lo que le convertía en el máximo goleador de la competición), y el Milan ganaba sin problemas por 3-0.

En la final, para la revancha contra el Liverpool (que en 2005 había remontado un 3-0 en contra antes de imponerse en los lanzamientos de penal), Ancelotti confió las llaves de la delantera al instintivo ariete Filippo Inzaghi, que se destapó con un magistral par de dianas. Ello bastó para deshacerse (2-1) de los Reds, que fueron a toparse con la defensa más experimentada de Europa. Así, el capitán Paolo Maldini pudo alzar su quinta Liga de Campeones, una gesta que será difícil de igualar.

Un brasileño sucede a otro
Como es lógico, Kaká, el genial media punta del Milan, se proclamó mejor jugador y máximo goleador del certamen. De este modo sucedió a su compatriota Ronaldinho, que hizo lo propio la temporada anterior con el Barcelona.

Esta campaña, Kaká ha participado en todas las jugadas importantes. Fue el autor del gol de la trabajada clasificación contra el Celtic de Glasgow y quien hizo temblar al Bayern en la ida, provocando y transformando el penal "suicida" del 2-1. Pero, sobre todo, en el "Teatro de los Sueños" de Old Trafford, dio una auténtica exhibición: un control orientado lleno de visión de juego en el primer gol y una auténtica genialidad de prestidigitador en el segundo, donde se deshizo de tres defensas. En el partido de vuelta, rizó el rizo al abrir el marcador con un zurdazo cruzado y raso (era su 10º tanto, a una media de 0.79 por partido).
Por último, en la final, Kaká volvió a estar una vez más en el origen de los dos goles de "Pippo" Inzaghi, con una actuación digna de los más grandes.

Y Ancelotti dejó de fumar...
Tras ganar dos veces la Copa de Europa como jugador milanista, Carlo Ancelotti se adjudicó esta temporada su segundo cetro europeo como entrenador, siempre con el Milan. "Lo que he conseguido aquí ha sido porque en Milán tengo la sensación de estar como en casa. He llevado esta camiseta como jugador y he ganado trofeos prestigiosos defendiendo sus colores. Mi relación y mis sentimientos en relación al Milan son muy intensos", explicó.

Sin embargo, a principios de la temporada, el Milan ofrecía un fútbol un poco titubeante y el nombre de Ancelotti solía aparecer constantemente en los debates. "Nunca me sentí amenazado. Se consiguió mantener la armonía a pesar de los problemas".
Finalmente, la decisión táctica de utilizar a Kaká más en punta, por detrás de un único delantero, resultó determinante. Por otra parte, Ancelotti supo sacar de nuevo el máximo partido a sus jugadores y tomar la decisión acertada en el momento adecuado; como en la final, donde, en el último momento, prefirió a Inzaghi en detrimento de Alberto Gilardino.

Pero ahora empieza lo más difícil para Ancelotti, que había prometido que, en caso de victoria, dejaría de fumar. "Va a ser duro, pero lo conseguiré", afirmó con convicción.

Un poco de historia
El 16 de diciembre de 1899, el "Milan Cricket and Foot-Ball Club" fue fundado en Milán por dos ingleses: Herbert Kilpin y Alfred Edwards. Este último, vicecónsul británico en Milán y muy conocido en los mundillos de la capital lombarda, fue el primer Presidente de un club que, en sus inicios, constaba de una sección de críquet y otra de fútbol.

El Milan, afiliado a la Asociación Italiana de Fútbol en 1900, conquistó su primer título nacional en 1901. Sin embargo, en 1908, después de sumar dos nuevos títulos, unos disidentes en desacuerdo con "la influencia inglesa" del club fundaron el Football Club Internazionale di Milano (Inter de Milán), una escisión que dejaría debilitado al AC Milan durante muchos años. En efecto, el equipo tendría que esperar hasta 1951 para ganar su cuarta liga.

En 1938, el régimen fascista ordenó a todos los clubes del país que italianizaran sus nombres, y así fue como vio la luz el Associazione Calcio di Milan (AC Milan).
En la década de 1950, bajo la batuta del célebre trío de delanteros suecos GRE-NO-LI (Gunnar Gren, Gunnar Nordahl y Nils Liedholm) y del uruguayo Juan Alberto Schiaffino, el equipo vivió sus primeros grandes momentos de gloria, al adjudicarse cuatro títulos.

Pero fue en los años 1960/70 cuando el Milan explotó de veras en el firmamento del fútbol mundial bajo la dirección de Nereo Rocco, un entrenador emblemático que pudo apoyarse en una plantilla de lujo (con el "golden boy" Gianni Rivera, José Altafini, Cesare Maldini o Giovanni Trapattoni).

El 20 de febrero de 1986, el nuevo Presidente del club, Silvio Berlusconi, le hizo subir un nuevo peldaño con la confección de una plantilla excepcional, que gozaba del capitán Franco Baresi, Paolo Maldini (ya estaba ahí), Mauro Tassotti, Alessandro Costacurta, Roberto Donadoni (actual seleccionador italiano), Carlo Ancelotti (actual entrenador de los campeones de Europa) y de un tridente ofensivo con Pietro Paolo Virdis, Marco van Basten y Ruud Gullit. Todo ello, con un técnico desconocido en el banquillo que iba a ganarlo todo con el AC Milan: Arrigo Sacchi.

Desde entonces, Fabio Capello, en la década de 1990, y luego Carlo Ancelotti, a partir de 2001, han mantenido siempre al Milan en su posición de grande de Europa, como reflejan sus dos finales disputadas en la Liga de Campeones las tres últimas temporadas.


Boca Juniors (ARG)

Por primera vez en la historia, la Copa Mundial de Clubes de la FIFA no tendrá un campeón brasileño. Y eso se debe, en gran medida, a Boca Juniors de Argentina, que se impuso a Gremio de Porto Alegre en la final de la Copa Libertadores 2007.

Los argentinos representan, además, una cara conocida para los aficionados nipones. Y es que no sólo han ganado seis Copas Libertadores a lo largo de su rica historia, sino que han levantado cuatro en los últimos siete años, lo que hace de la tierra del Sol Naciente un territorio familiar para los conducidos por Miguel Ángel Russo.

El equipo más popular de Argentina, además, cuenta con un saldo favorable en sus recientes visitas a Tokio. A saber: ha vencido al Real Madrid de los Galácticos en 2000 y al AC Milan de Carlo Ancelotti en 2003, mientras que sólo ha caído en su enfrentamiento frente al Bayern de Munich de 2001.

En 2007, la afición boquense ha vivido una nueva fiesta con la consagración en el máximo torneo continental de clubes. Sin embargo, el título ha llegado sin la angustia presente en ediciones anteriores: se impuso al Tricolor Gaúcho en ambas finales y sin recibir un solo gol, hecho sólo conseguido por Estudiantes de La Plata ante Nacional de Montevideo en 1969.

Para lograr su objetivo, Russo contó con un jugador inigualable: Juan Román Riquelme, quien llegó a préstamo desde el Villarreal para convertirse en el corazón de un equipo mixto, que contó con el complemento de varios futbolistas jóvenes y otros experimentados. El armador, además de aportar su incomparable lectura de juego, contribuyó al éxito con 8 goles de gran factura -máximo anotador del equipo-, incluyendo 3 en la serie final.

El resto del equipo base estuvo conformado por Mauricio Caranta, sobrio y seguro en el arco, más una defensa cargada de experiencia. Hugo Ibarra, que disputó cuatro finales de la Copa Libertadores y ha ganado todas, compartió la zaga con Daniel Díaz, Claudio Morel Rodríguez y Clemente Rodríguez, otro con varios lauros sobre sus hombros. En el medio, resaltaron la juventud y el atrevimiento de Ever Banega, Neri Cardozo y Pablo Ledesma, mientras que Martín Palermo y Rodrigo Palacio conformaron la temible dupla ofensiva Xeneize.

Ahora, a cuatro años de su última coronación en Japón, el destino quiso que Boca vuelva a compartir la instancia decisiva con el AC AC Milan. Sin dudas, un guiño del destino para uno de los equipos más exitosos de los últimos años en todo el Planeta Fútbol.

El camino que lleva a Japón
Tras ausentarse de la Copa Libertadores en 2006, muchas eran las expectativas del pueblo Xeneize de cara a la edición 2007 de la competencia. Boca había perdido el torneo Clausura de manera increíble frente a Estudiantes de La Plata, y necesitaba recomponer su imagen en el plano local e internacional.

Para eso, había llegado Miguel Ángel Russo en reemplazo de Ricardo La Volpe, quien paradójicamente ocupó el cargo de su sucesor en Vélez Sarsfield. También retornaron Clemente Rodríguez y Juan Román Riquelme, mientras se mantuvo intacta la base de los equipos campeones en las temporadas anteriores.

En ese contexto, Boca Juniors afrontó el Grupo 7 ante Cienciano de Perú, Toluca de México y Bolívar de La Paz. Allí el equipo no brilló, pero hizo lo suficiente para finalizar en el segundo puesto por detrás de los mexicanos al golear 7-0 a los bolivianos en la última jornada. A partir de octavos de final, todo cambiaría para los de Russo.

Primero Vélez Sarsfield, luego Libertad de Paraguay y por último Cúcuta Deportivo de Colombia estuvieron cerca de eliminar a los futuros campeones, que terminaron por imponerse gracias a su experiencia y efectividad. Llegaba la hora de la final ante Gremio, que venía de eliminar a Santos FC, la sensación del torneo.

La primera final prácticamente sentenció la llave, cuando Boca Juniors goleó 3-0 a los brasileños en una Bombonera colmada. Una semana más tarde, el genio de Riquelme iluminó el camino Xeneize en el estadio Olímpico de Porto Alegre. Allí, con dos goles en el complemento, el número Diez definió la sexta Copa Libertadores que descansa en la orgullosa vitrina boquense.

Palermo, el optimista del gol
Martín Palermo será, sin duda alguna, la principal carta de gol con la que contará Boca Juniors durante la Copa Mundial de Clubes de la FIFA Japón 2007.

Nacido en La Plata el 7 de noviembre de 1973, el Loco se inició en las divisiones menores del club Estudiantes de esa ciudad, debutando en primera división en 1992. En 1997 llegó a Boca, logrando en su primera etapa con el Xeneize tres títulos locales, una Copa Libertadores (2000) y una Intercontinental (2000), luego de vencer al Real Madrid con dos goles suyos (2-1). Tras su paso con distinta suerte por el fútbol español (Alavés, Betis y Villarreal), volvió a Boca en 2004, aportando tantos a granel para sumar dos vueltas olímpicas locales y cinco internacionales más.

Aprovechando al máximo sus 1,87 metros de altura, Palermo se transformó en un maestro en el arte del cabezazo, aunque su particular manera de definir provocó que Carlos Bianchi lo definiera alguna vez como "un optimista del gol". En 1998 se consagró goleador del Torneo Apertura con 20 tantos en 19 partidos, marca todavía no superada en la historia de los torneos cortos de Argentina. En la actualidad, centrodelantero persigue otro hito: transformarse en el máximo artillero en la historia de Boca.

El hombre que lleva las riendas
A los 51 años, Miguel Ángel Russo se dio el lujo de ingresar al club selecto de los entrenadores campeones de América en el club Xeneize que, hasta hoy, sólo integraban dos pesos pesados en la institución: Juan Carlos Lorenzo y Carlos Bianchi. Y todo con apenas seis meses en el club.

Russo nació el 9 de abril de 1956 en el Sur de la Provincia de Buenos Aires, y jugó toda su carrera como volante defensivo en Estudiantes de La Plata. Debutó en 1975 y se retiró en 1978, cuando ya había dado sobradas muestras de su facilidad para leer y organizar el juego. De allí que nadie se haya sorprendido cuando decidió dedicarse al apasionante y estresante mundo de la dirección técnica.

Desde el banquillo, consiguió tres ascensos a Primera División: dos con Lanús y uno con Estudiantes. También trabajó fuera del país, donde dirigió al Salamanca de España, el Morelia de México y la Universidad de Chile, con la que alcanzó las semifinales de la Copa Libertadores en 1996.

Retornó a Argentina en 1999 para dirigir a Colón de Santa Fe, nuevamente Lanús y Rosario Central, antes de recalar en Vélez Sarsfield. Con el club de Liniers alcanzaría el Torneo Clausura 2005, aunque en diciembre de 2006 abandonaría la institución para reemplazar a Ricardo La Volpe al frente de Boca. "A Basile lo quiero mucho, pero Russo es el mejor para este club", afirmó Diego Maradona en aquel entonces. Seis meses más tarde, Miguel le devolvería la confianza al llevar al equipo Xeneize hasta el segundo puesto en el Torneo Clausura y la gloria en la Copa Libertadores de América.

Su historia en breve
Boca Juniors nació el 3 de abril de 1905, producto de la reunión entre cinco amigos del barrio de La Boca, un suburbio portuario de inmigrantes lindante con el Río de La Plata. Esteban Baglietto, Alfredo Scarpatti, Santiago Sana y los hermanos Juan y Teodoro Farenga propusieron formar un club de fútbol que respetase el espíritu de barrio, en cuyas calles jugaban con pelotas de trapo o de goma.

El nombre fue tomado directamente del barrio, aunque se le agregó la palabra "Juniors" para aportarle un tono inglés. La idea, claro está, era brindarle un poco más de prestigio al club que contrastaba con la fama de "lugar difícil" que se había ganado La Boca por aquel entonces.

Su camiseta fue cambiando a lo largo de los años: la leyenda cuenta que la primera fue de color rosa, aunque pronto sería reemplazada por una a bastones verticales blancos y negros. El Azul y Amarillo, por el contrario, entrarían en escena en 1907 luego de que un joven del club viera un barco de bandera sueca desde el puente de La Boca. "Es la más linda del mundo", dice Diego Maradona, quizás el máximo ídolo en la historia de la institución.

Los Xeneizes, tal como se conoce a sus aficionados, se enorgullecen al denominarse como "la mitad más uno", en referencia a la cantidad de hinchas que tienen a lo largo y ancho del país. Entre sus máximos íconos de pertenencia se encuentra su estadio. El mismo se levanta en el corazón del barrio y es conocido como La Bombonera. La fama que ha adquirido habla por sí sola: se dice que cuando está colmado, el campo de juego se mueve, aunque sus fanáticos van incluso más allá: "La Bombonera no vibra, late".

A nivel local, Boca Juniors es el segundo equipo con más títulos detrás de River Plate, su eterno rival, aunque sus recientes logros internacionales lo han llevado a ser el conjunto argentino de mayor proyección mundial.


CF Pachuca (MEX)


Durante mucho tiempo se ha hablado de los cuatro grandes del fútbol mexicano: América, Guadalajara, Cruz Azul y Pumas, quienes se han repartido el apoyo de la mayor parte de la afición azteca así y una buena cantidad de títulos. Pero de unos años a la fecha, un equipo ha hecho los méritos suficientes para colarse dentro de la selecta lista: los Tuzos del Pachuca.

Entre 2006 y 2007 el Pachuca lo ganó todo. Primero, el torneo Clausura 2006, el cuarto en su historia reciente. Después, sorprendió a todo un continente al ganar la Copa Sudamericana, convirtiéndose así en el primer equipo en el mundo en conseguir el título en un torneo organizado por otra confederación. Finalmente, en una emocionante final, se coronó también en la Copa de Campeones de la CONCACAF, al superar en tiros penales a las Chivas de Guadalajara.

Para conseguir esta sobredosis de campeonatos, los Tuzos han combinado una excelente planeación fuera de la cancha, con un sobresaliente rendimiento dentro de ella. Destacan la muy seria directiva comandada por Jesús Martínez y el trabajo incansable del entrenador Enrique Meza. A ese esfuerzo, se unieron las actuaciones de la columna vertebral del equipo: el impasable portero colombiano Miguel Calero, su compatriota Aquivaldo Mosquera en defensa, la clase de Gabriel Caballero y Andrés Chitiva en media cancha y el poder resolutivo de Cristian Giménez y Luis Ángel Landín.

Todos ellos, más el resto de la directiva, cuerpo técnico y jugadores, han sido los responsables de escribir la brillante historia reciente de este equipo, que ha ganado cuatro títulos desde 1999 dando lustre a la historia de esta escuadra, la más antigua del fútbol mexicano que, paradójicamente, es también la de moda en el país azteca.

El camino que lleva a Japón
Si bien es cierto que el Pachuca se ha acostumbrado a los títulos, también lo es que el boleto a Japón le ha costado más que una gota de sudor. En varias ocasiones, los Tuzos estuvieron al borde de la eliminación, pero la gran calidad de su plantel y la experiencia de haber pasado por esas situaciones en el pasado le dieron la capacidad suficiente para salir avante de los peligros del camino.

El inicio fue, sin embargo, bastante tranquilo, ya que el equipo blanquiazul se enfrentó al Marquense guatemalteco. Sin ser espectacular, pero sí efectivo, consiguió su calificación al imponerse en ambos encuentros: 2-0 en la ciudad de Pachuca y 0-1 en San Marcos, Guatemala. Así, avanzó a semifinales, en donde se encontraría a un rival mucho más fuerte, el Houston Dynamos de Estados Unidos.

El calvario comenzó en el partido de ida, donde el equipo texano fue muy superior y plasmó ese dominio en un claro 2-0. Las cosas se ponían así muy difíciles para el segundo encuentro en el Estadio Hidalgo. Pero, en sólo veinte minutos, el Pachuca ya había borrado la desventaja. Los estadounidenses no se amilanaron, y cerraron la distancia a 2-1 y luego a 3-2, cuando Pachuca había marcado de nuevo. El encuentro expiraba y la eliminación parecía inevitable. Y ahí apareció el veterano Gabriel Caballero para mandar el partido al alargue, en donde Cristian Giménez anotó su tercer gol de la noche para sellar el 5-2 definitivo, y dar el pase a la final a los Tuzos.

El encuentro definitivo fue ante otro equipo mexicano: las poderosas Chivas de Guadalajara. Y las acciones no pudieron ser más parejas. En el encuentro de ida, el Pachuca debió remontar un resultado adverso para conseguir un meritorio empate 2-2, marcador que tampoco pudo desbloquearse en el juego de vuelta (0-0). Tras el alargue, llegaron los penales, y con ellos la gloria. Tras seis aciertos consecutivos de cada lado, Alberto Medina falló por el Guadalajara y Luis Ángel Landín se cubrió de éxito al darle a los Tuzos el ansiado boleto a Japón.

Datos básicosNombre del club:
Club de Fútbol Pachuca Ciudad:
Pachuca (México) Fundación: 27 de octubre de 1911
Palmarés: 4 ligas mexicanas (1999, 2001,2004, 2006)
1 Copa Sudamericana (2006)
2 Copa de Campeones de la CONCACAF (2002, 2007)
Nombres famosos: Carlos Trucco, Pablo Hernán Gómez, Manuel Vidrio, Alejandro Glaría, Walter Silvani, Javier Aguirre (entrenador), Nacho González, Miguel Calero, Gabriel Caballero, Francisco Gabriel, Andrés Chitiva, Aquivaldo Mosquera, Sergio Santana, Cristian Giménez. Curiosidades: - El Pachuca es el equipo más antiguo del país. A la ciudad se le conoce como "la Cuna del fútbol mexicano" y el club organiza cada año un torneo con ese nombre.
- El Pachuca no es solamente un club de fútbol. Cuenta con una Universidad del Fútbol, la única en su tipo en el mundo, además de un hotel y un centro comercial.
- El club se caracteriza por su filantropía. En diversas ocasiones, directiva, cuerpo técnico y jugadores se han movilizado para apoyar causas loables. La última, el Tsunami que sacudió al sureste asiático en 2005.
- Cada año, Pachuca organiza un congreso de fútbol que cuenta con personalidades destacadas de todo el mundo. Entre las figuras que se han presentado conferencias destacan Pelé, Jorge Valdano, Arrigo Sacchi y Hugo Sánchez.

La sonrisa del éxito
De Calero al Chaco
A diferencia de lo que sucede en otros equipos, en Pachuca es difícil encontrar una gran figura que sobresalga sobre todas las demás. El equipo del estado de Hidalgo se ha caracterizado por mantener un sistema que funcione sin importar los nombres que ocupen las posiciones en la cancha.

Sin embargo, por sus filas han pasado verdaderas estrellas del fútbol mexicano y, en consecuencia, es difícil describir el éxito de los Tuzos sin hacer referencia a algunos pilares que, a lo largo de los años, han contribuido a escribir las páginas más brillantes en su historia reciente.
Así, en la portería destaca la figura incuestionable del gigante Miguel Calero, asiduo convocado en la selección de Colombia y uno de los mejores del continente en los últimos cinco años. Su compatriota Aquivaldo Mosquera, otro portento físico, es el encargado de ayudarlo en la defensa.

En medio campo, es difícil destacar a un solo jugador, por la gran calidad que todos ellos poseen. Gabriel Caballero, mundialista por México en la Copa Mundial de la FIFA Corea/Japón 2002, es quien le da la pausa, mientras que el colombiano Andrés Chitiva es el encargado del vértigo. La solvencia en la marca es propiedad de Jaime Correa y el talentoso novato Carlos Rodríguez.
En la delantera, el argentino Cristian Chaco Giménez ha florecido en tierras hidalguenses y se ha convertido en el alma tuza. A su lado, dos jóvenes centros delanteros mexicanos, Luis Landín y Juan Carlos Cacho, pelean por romper las redes contrarias, mientras el argentino Damián Álvarez se ha caracterizado como un peligrosísimo relevo.

La sabiduría del Ojitos
Enrique Meza es un técnico acostumbrado a los títulos. Tras salvar del descenso a Morelia y Toros Neza al inicio de su carrera, se convirtió en una máquina de ganar campeonatos con el legendario Toluca de José Saturnino Cardozo. Sin embargo, un paso fallido con la selección mexicana y recorridos carentes de éxito con Cruz Azul y Atlas parecían haber acabado con el toque de Midas.

Pero el Pachuca le tuvo confianza y, pese a un inicio difícil de su etapa como técnico hidalguense, Meza ha pagado con creces. Un título local, una Copa Sudamericana y una Copa de Campeones de CONCACAF han vuelto a poner en relevancia la capacidad del entrenador, cariñosamente conocido como Ojitos, desde su etapa como portero en Cruz Azul.

Meza es un técnico que privilegia el buen trato del balón y a quien le gusta trabajar mucho con la mentalidad de sus jugadores. Ferviente creyente en los libros de automotivación, ha sabido sacar el máximo de sus equipos y, combinado a un importante arsenal táctico, ha conseguido resultados que envidiaría casi cualquier otro técnico en el mundo.

Su historia en breve
A pesar de ser el equipo más antiguo del fútbol mexicano, fundado en 1901, el Pachuca no pudo consolidarse en la Primera División sino hasta mediados de la década de los noventa, terminando así con un largo pasado en el que se le consideraba un "equipo elevador", a caballo entre las dos máximas categorías del fútbol mexicano.

La directiva del equipo, encabezada por su presidente Jesús Martínez echó a andar un ambicioso plan para consolidar a los suyos entre los grandes mexicanos. Confió el proyecto deportivo a un joven entrenador, de nombre Javier Aguirre, sin mucho cartel, pero con gran inteligencia. Pero sobre todo, desarrolló una infraestructura capaz de rivalizar con cualquiera en el mundo.

Así, los éxitos dentro de la cancha se combinaron con los logros fuera de ella. Al mismo tiempo, el equipo celebró su centenario con un congreso internacional que se ha mantenido año con año y al que ya han asistido personalidades de la talla de Pelé, Johan Cruyff, Carlos Bilardo y Arrigo Sacchi.

Para rematar, el Pachuca marcó un hito en la historia del balompié mundial al crear la Universidad del fútbol, la primera en su tipo en el planeta, al tiempo que inauguró un centro de entrenamiento de primer mundo, un hotel, un centro comercial y un programa de televisión.

Esta visión se ha visto acompañada de grandes resultados. Cuatro títulos en siete años, una Copa Sudamericana y una Copa de Campeones de CONCACAF avalan a un equipo que ya está poderosamente situado entre los grandes del fútbol mexicano y que, en Japón, buscará también dejar su huella en la historia del planeta fútbol.

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