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miércoles, 7 de mayo de 2008

Cruzeiro (BRA) Vs. Boca Juniors (ARG)

El Campeón aún vive

(2) 1 - 2 (4)
Min. 36 Rodrigo Palacio (Boca Juniors)
Min. 43 Martín Palermo (Boca Juniors)
Min. 56 Wagner (Cruzeiro)
Final


Con oficio, dos goles sumamente oportunos y un muy buen trabajo defensivo a lo largo del partido, Boca Juniors logró lo que un equipo argentino no conseguía en el estadio Mineirao desde 1996: venció a Cruzeiro por 2-1 y mantuvo vivo el sueño de retener la Copa Libertadores, ante más de 70.000 espectadores.

Rodrigo Palacio, con un verdadero golazo, y Martín Palermo le dieron la victoria al conjunto xeneize, que se convirtió en el primer conjunto argentino en avanzar a los cuartos de final del certamen continental, instancia en la que se medirá con el Atlas de México, el equipo con el que se midió en la fase de grupos y que, con un empate ante Colo Colo en Chile, lo ayudó a avanzar a octavos.

El partido de ida se llevará a cabo la semana próxima en Buenos Aires, probablemente en el José Amalfitani, de Vélez, ya que La Bombonera fue suspendida el martes por 30 días, tras los incidentes de una semana atrás, cuando un simpatizante del Xeneize lanzó un proyectil y lastimó sobre el final del encuentro a un juez de línea.

Media hora le costó a Boca darse cuenta que enfrente tenía un rival sin ideas futbolísticas ante el cual podía imponer su juego como lo había hecho siete días atrás en La Bombonera.

Hasta ese instante, el elenco de Carlos Ischia se mostró muy conservador. Dejó a Palermo y Palacio aislados en ataque, a Riquelme un poco más atrás y el resto del equipo metido bien adentro de su campo.

Por eso Cruzeiro manejó la pelota durante 30 minutos y el partido se jugó en terreno xeneize. Los problemas llegaron cuando Wagner comenzó a desbordar por izquierda a un inseguro Jonatan Maidana, que tampoco tuvo gran ayuda en el colombiano Fabián Vargas, el volante por ese sector.

Sin embargo, Boca no pasó demasiados sobresaltos, porque el local abusó de los centros al área, bien neutralizados por los paraguayos Claudio Morel Rodríguez -lo mejor de Boca en esa etapa- y Julio César Cáceres.

Cruzeiro apenas inquietó con un cabezazo de Thiago Heleno que se fue por arriba del travesaño, un disparo de Fabricio de fuera del área que pasó cerca, y un remate pifiado de Guilherme que Maidana logró rechazar al corner.

Boca no hacía pie en la mitad de cancha, con Riquelme lento e impreciso para habilitar a Palacio. La pelota parecía quemar en los pies de los otros jugadores xeneizes, huérfanos de conducción.

Por eso la primera llegada del equipo argentino tuvo lugar a los 32, tras una trepada de Fabián Monzón que terminó en un tiro del juvenil lateral que se fue lejos. Y, un minuto más tarde, lo tuvo Palacio, en una nueva contra, esta vez nacida en un despeje de Mauricio Caranta. Pero el remate del bahiense se fue muy desviado.

Ahí Boca se dio cuenta que podía y, a los 36, se puso en ventaja. Un nuevo contraataque nacido en un rechazo de Morel pasó por los pies de Riquelme, Jesús Dátolo y finalmente le llegó a Palacio que, por izquierda, enganchó hacia adentro y sacó un remate que se clavó en el ángulo izquierdo de Fabio. Así, cortó su sequía goleadora.

Ese gol fue un mazazo para el dueño de casa y una inyección anímica para Boca, que controló más la pelota en esos 10 minutos finales y empezó a liquidar el pleito a los 43 cuando Palermo, de cabeza, le puso su sello a un centro de Dátolo -otro de los que brilló- desde la izquierda. Así, ambos delanteros pudieron terminar una serie de partidos sin marcar.

Boca adoptó nuevamente un actitud cautelosa en el inicio de la segunda mitad y esta vez Cruzeiro no desaprovechó la chance para marcar. Una mala salida de Caranta tras un tiro libre, le facilitó las cosas a Wagner que con una tijera puso el 2-1.

E insitió el local que tuvo una clara cuando un cabezazo de Moreno pegó en el poste y volvió hacia el campo de juego sin que ningún jugador brasileño pudiera tomar el rebote. La presión duro hasta los 10 finales cuando los futbolistas locales empezaron a sentir el efecto del cansancio. Y, para colmo, sobre los 37 se fue expulsado Ramires por una falta a Riquelme.

Ahí se acabo el partido. Boca había pegado en los momentos justos y paseado su mística copera por suelo brasileño, como en toda la última década. Vale recordar la gran victoria del año pasado, en la final, cuando superó al Gremio de Porto Alegre y volvió a dominar el continente.

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